Área Académica

Carta a los alumnos

A los alumnos:

Cuando comenzamos cada curso, es común que lo iniciemos dando algunas recomendaciones a los alumnos, pues sabemos de la ansiedad que se puede generar iniciar el estudio de una materia –que en la mayoría de los casos- resulta totalmente desconocida, e inclusive sin tener referencias, tan siquiera intuitivas de la temática que se va a abordar.

En muchos casos las sugerencias o recomendaciones que damos surten efecto, pero llegamos a la conclusión, que éstas se dan en la minoría de los casos, por eso habíamos optado, por refrescar durante el desarrollo del curso algunos de esos consejos, hasta que en uno de los cursos sucedió algo impensado.

Al finalizar el curso uno de los alumnos me sugirió con toda amabilidad -la que destaco especialmente- que no nos esforzáramos tanto en pedirles a los alumnos que adviertan la importancia del esfuerzo por estudiar, porque con ello no iba a lograr ningún “cambio”.

Esto me hizo reflexionar mucho, pues creo que le asiste gran parte de razón a aquél alumno, lo que me motivó a escribir estas líneas para ponerlas en la página web que tenemos a su disposición.

Por ello, decidí a partir de ahora, transmitirle a todos los alumnos que mis sugerencias, con relación al estudio de la materia, van a estar publicadas en esta página y por lo tanto, como siempre fui respetuoso de la libertad de cada uno, quedará librado a criterio de Uds. estimar su conveniencia o desecharlas.

Desde luego que siempre me animó ese espíritu de colaboración que se destaca en los docentes que queremos esta actividad, y que pretendemos guardar una conexión verdadera con los alumnos, de modo de que pueda existir un intercambio fructífero, que desde luego es beneficioso para ambas partes.

Cuanto más se les exige a los alumnos, que están comprometidos con su tarea, mayor es la exigencia que tiene el docente, pues se despiertan inquietudes de ambas partes, para conocer, para entender mejor, inclusive para investigar, que debe constituir un fin primordial en la Universidad.

Nuestra materia tiene una particularidad. Es muy difícil de “aprehender” porque tiene cierto grado de abstracción más aún apreciada en la currícula en su actual ubicación. Quizás sea mucho más productiva no solo extenderla, sino además reubicarla con un sentido mucho más sistémico dentro de la carrera, ya que constituye una especie de desideratum que le permite al abogado, no solo “abogar” por sus clientes, defendiendo sus derechos e intereses, sea a través de la negociación de un contrato, como inclusive en el desarrollo de lo que se ha dado en denominar, métodos alternativos de resolución de disputas, como la mediación, la conciliación o el arbitraje, entre otros.

Como se podrá advertir, en el derecho procesal se pueden estudiar los mecanismos de solución de conflictos, tanto clásicos, como el proceso judicial, que es de la esencia de nuestra materia, como otros que llamamos alternativos. Esta aproximación ya podrá darles una idea del contenido de nuestra materia. Esto es, la posibilidad de abordar distintos sistemas de solución de los conflictos, analizando sustancialmente uno de ellos, que es el clásico proceso judicial, amén de la referencia a los restantes.

Pero qué es aquello que más nos importa destacar a los alumnos. Es que las características que tiene nuestra materia, por su complejidad, sumada a su inadecuada ubicación curricular, agregando a ello las particularidades que tiene el estudio del derecho por parte de los alumnos en la actualidad, en donde inciden los resabios de la formación secundaria, que a su vez arrastra otros más antiguos, hace que nos encontremos como insertos en un callejón que se transforma en una especie de trampa sin salida.

Nada es casual. Cada vez resulta más evidente que la formación del abogado es deficitaria. Cada vez se hacen más evidentes las necesidades de los recién graduados por cursos de apoyo, por material que los ayude en su trabajo, por encontrar una orientación.

Es que inadvertidamente cambiamos de sistema. Salimos de uno para entrar en otro, y los sistemas cuando no se retroalimentan asimismos para adaptarse a los cambios del exterior, colapsan y provocan el caos.

Por eso a los alumnos les resulta muchas veces complicado poder entender porque un profesor no exige nada, y el otro sí les exige. Por eso se hace difícil explicarles a los alumnos que la realidad está siendo distorsionada. Por ese motivo es que quisiera llegar a Uds. con un simple mensaje de orientación, para que entiendan que las cosas en el mundo tienen un desarrollo que es normal y lógico.

De la misma manera que nacemos, nos desarrollamos y morimos. Cuando tenemos que estudiar, de la misma forma que cuando tenemos que participar en una competencia deportiva, tenemos que prepararnos. Sin preparación es muy probable que en la competencia deportiva no logremos los objetivos que esperamos.

En igual sentido, si no nos preparamos en el estudio, es probable que no logremos los objetivos esperados. Y se preguntarán Uds. ¿qué significa tener éxito en un estudio? Aquí puede aparecer una distorsión.

No significa aprobar una materia. Significa “aprehender” una materia. Entender una materia. Interpretarla y saberla usar cuando corresponda. Por más que no nos guste, por más que aborrezcamos de ella, por más que el profesor sea malo, por más que nos cueste mucho estudiarla, igual la necesitamos porque hace a nuestra formación, y cuando salgamos de la facultad con el título  bajo el brazo, una de las cosas que vamos a advertir es que el derecho es uno sólo.

No hay diversidad de derechos, más allá de las especializaciones que queramos seguir. El derecho es un sistema, y las soluciones a los problemas que se nos planteen por parte de la gente, a quien está dirigida nuestra actividad profesional, pueden provenir de cualquier rama del derecho, por más que no lo podamos imaginar, y siempre se van a canalizar por las formas diseñadas en el derecho procesal que ante la jurisdicción es el que nos da las reglas de juego, que desde luego debemos conocer y manejar adecuadamente para poder participar con eficacia.

Para eso nuestra materia, más allá de su contenido, como herramienta de trabajo en cualquiera de las ramas del conocimiento jurídico, pues la necesita el especialista en derecho de familia, el especialista en seguros, el especialista en derecho empresarial, u otras ramas, tiene que ser estudiada para ser entendida, no importa que estén acostumbrados a estudiar de memoria, ello no es ni bueno ni malo en sí mismo, lo que importa es que entiendan lo que estudien.

Y para ello les quiero brindar algunas sugerencias que quizás puedan serles útiles en la carrera. No es mi intención que esto se convierta en una especie de vademécum para el estudiante, sino en brindar algún tipo de orientación o apoyo, frente a una realidad que a veces se presenta de modo desconcertante aún para nosotros los docentes.

a) Organización: Uds. cursan generalmente más de una materia por cuatrimestre. El año pasado un alumno cuando me entregó su parcial me dijo, si creía que la nuestra era la única materia que tenía que estudiar. La pregunta que cabe que nos hagamos es la siguiente ¿quién organiza su tiempo? Nadie mejor que Uds. que saben lo que tienen que hacer para ello.

En este punto aparece manifiesto un defecto clásico de gran parte de los estudiantes. Dejar para los días previos al parcial lo que tienen que estudiar. Eso no solo no es conveniente, sino además contraproducente, no ya porque se junten las diversas materias, o porque se superpongan las fechas de los parciales, sino porque no me queda tiempo necesario para entender la materia, la que requiere que la piense con calma para entenderla.

Entonces nadie mejor que Uds. para administrar su tiempo según sus ocupaciones o sus disponibilidades.

Este es un factor primordial a tener en cuenta para no correr de lugar el problema que se les genere pensando que es del profesor y no de Uds.

Como puedo entender la primera parte de la materia, luego de dos meses en que aproximadamente se toma el primer parcial, si la estudio durante la última semana. Es imposible, no porque no tengan capacidad, sino porque las características de la materia, su grado de complejidad, su abstracción, hace que el alumno mientras la lea y la trate de interpretar, comience a tener dudas lógicas.

Es común que todas las clases preguntemos ¿quieren plantear alguna duda? ¿hay algo que quieren que veamos nuevamente pues quizás no lo hayan entendido? ¿alguien quiere hacer una pregunta de algunos de los temas que hemos visto hasta aquí?

En general el silencio es la respuesta más común. Sin embargo, cuando hay un alumno o alumna muy aplicado, también se produce un efecto disparador con respecto al resto, y caemos en la cuenta que aparecen dudas, y es lógico que así sea. Solo que es necesario advertir que si no hay lectura es evidente que no pueden surgir dudas.

Por eso el mejor sistema para estudiar esta materia es organizar su tiempo, de modo tal de concurrir a clase con la unidad que se va a desarrollar ya leída para despejar las dudas que se puedan plantear, sobre todo cuando no podemos dar toda la unidad con la minuciosidad necesaria, como sucede en la mayoría de los casos, por falta de tiempo.

En ese caso, los alumnos aprovechan mucho mejor su tiempo, pues la lectura previa, permite luego estudiar el tema con mayor tranquilidad, por lo que me explicaron en clase, por la sugerencia de la lectura que me apoyará en tal o cual tema, o bien porque si me queda algo sin entender en la clase siguiente lo puedo plantear.

Nuestra amplitud con los alumnos hace que hasta mantengamos abierta en la página web la posibilidad de que tomen contacto con cualquiera de los docentes de la cátedra, ya sea los que damos clases teóricas, como los que damos clases prácticas, para despejar cualquier tipo de dudas.

Pero es fundamental, que me organice sabiendo, qué tiempo tengo que brindarle a la materia, de modo de poder atender mis otras obligaciones, sean materias, trabajo, familia, diversión, deportes, o la actividad que Uds. quieran.

b) El espacio: el ámbito donde Uds. estudien tiene que ser un ámbito personal con la organización que quieran, sea porque estudien solos, sea porque estudien con otro compañero/a, o bien porque estudien en grupo. En este sentido no hay fórmulas universales. Pero lo que sí es importante, es que ese ámbito lo tengan organizado para el estudio, no para ver televisión, ni tampoco para escuchar música, ni menos aún para otras actividades, como reuniones, u otra actividad, por ejemplo laboral.

El estudiante es un trabajador muy particular, pues trabaja en un ámbito que le debe resultar cómodo. No solo porque se adapte a sus necesidades, sino porque tenga la iluminación adecuada, tenga la tranquilidad adecuada, o tenga la música de fondo adecuada para aquellos que les gusta estudiar así, pero que no les genere distracciones o pérdidas de tiempo.

Es mucho más valioso tener una hora de estudio que les permita concentración, que tres horas con distracciones propiciadas por el lugar que escogieron para desarrollar esa tarea.

Tampoco existen fórmulas previas a este respecto, el lugar puede ser tanto la biblioteca de la facultad, como la habitación de mi casa, o la cocina, si es que están así acostumbrados. Lo que importa es que puedan abstraerse dentro de ese ámbito para lograr la concentración que su tarea requiere con descansos intermedios para poder mantener luego la concentración deseada.

c) El material: desde luego que es imprescindible, y se vincula con los tópicos anteriores, que tengamos a mano el material de estudio, sea por el código, sea por los libros por los que haya optado, sea por los apuntes, o bien por las notas, o fichas, o trabajos de doctrina que tengan que consultar, ello está vinculado directamente al primer punto, lo cual me hace concluir que debo tener tiempo suficiente como para conseguir el material de estudio, no el día anterior al examen.

Por eso el material bibliográfico es imprescindible que lo tengamos el primer día, y la guía de estudio que vamos a desarrollar en clase para que sepan a qué atenerse la tenemos publicada en nuestra página web.

Siempre evitamos que los alumnos se sorprendan con algo. No somos imprevisibles. No pretendemos que hagan extravagancias. Simplemente sugerimos que estudien en forma regular, pues es mejor todos los días un poco para entender y aprovechar mejor la clase, con una participación sobre las dudas que surjan, que todo de golpe unos días antes del parcial. Eso no sirve. Ese es el camino del fracaso.

d) El repaso: no estamos acostumbrados porque siempre andamos contra reloj. Es cuestión de ver cómo invertimos nuestro tiempo. Pero es conveniente estudiar siempre, para llegar a los últimos días antes del examen en condiciones de hacer un repaso. Es común en la cátedra que dediquemos alguna clase al repaso de temas. Sin embargo, también es común que los alumnos vengan a la clase sin inquietudes. Siempre decimos que finalmente no se puede pensar sobre aquello que no se conoce o que no se sabe.

e) Material de apoyo: siempre sugerimos que utilicen material de apoyo para estudiar, porque se produce una conjunción de problemas que se le hacen difícil de resolver al alumno. El principal de ellos radica en el lenguaje. El tecnicismo de nuestra materia, como sucede con muchas otras, hace que al alumno le convenga estudiar con un diccionario a mano, pero también con el código, pues nuestra materia es codificada, y conviene que vean cómo está redactada una norma, y entiendan su contenido, y como ello muchas veces no alcanza, conviene tener también a mano un diccionario jurídico, que permita despejar dudas respecto a términos técnicos, o latinazgos, u otro tipo de expresiones que son usuales en nuestra carrera y pueden aparecer incomprensibles.

Todo ello puede ser suplido con un simple diccionario, y con la consulta al docente, pues en clase también debemos despejar esas dudas, para eso estamos, para ayudarlos a estudiar, esa también es una de nuestras funciones.

f) ¿Apuntes o libros? Sin ninguna duda conviene estudiar por los libros. Los apuntes a veces los alumnos los elaboran o reciben incompletos, o son deficientes porque se interpretan de modo equivocado. La ventaja que ofrece el libro es que se explica allí el tema de modo que permite su interpretación y aprehensión por parte del alumno, y aquello que no es interpretado, y no se vio en clase puede ser consultado con el profesor, para despejar las dudas que se pueden generar.

Siempre es mucho más beneficioso, que lean cinco hojas de un tema, que tengan una simple definición, o un concepto en un apunte, los va a ayudar mucho más a interpretar ese y otros temas que seguramente con él se vinculan.

g) Exámenes. Los exámenes nunca son difíciles cuando estoy preparado porque estudié lo suficiente. El profesor siempre se da cuenta al corregirlos, entre un alumno que no estudió, de otro que estudió por un apunte, de otro que estudió a conciencia por los libros.

No es necesario que todo lo sepan de memoria. Es necesario que sepan ubicarse en el tema y que con el apoyo que Uds. mismos se brindaron a lo largo del período de estudios, demuestren que están preparados para aprobar la materia.

Nunca los exámenes son difíciles. Lo que sucede es que a veces no estudiamos lo suficiente como para superarlos, y eso nadie mejor que cada uno de Uds. lo sabe. Quien quiera aprobar la materia sin estudiar, es muy difícil que lo logre. Quizás estén acostumbrados a profesores poco exigentes, o hayan cursado materias que les resulten más atractivas por su sencillez, pero lo cierto es que no hay porqué temer a los exámenes, pues generalmente nosotros los tomamos con el código abierto, para que puedan ubicarse mejor o más rápidamente en el tema a trabajar.

Es cierto que puedo no estar en las mejores condiciones para dar un examen, pero siempre es una elección mía rendirlo. No es una tragedia. Es solamente una elección.

Si quiero jugar al tenis, o al fútbol, o al hockey, y no quiero prepararme, es probable que no me vaya bien cuando vaya a jugar. Si me preparo, si me entreno regularmente, si practico los golpes adecuados para el tenis, o las jugadas adecuadas para el fútbol, es probable que se invierta el resultado, y sea satisfactorio.

Por eso siempre les digo a mis alumnos, que siempre confío en su capacidad, y en su actitud, que no puede ser otra más que la de llegar a ir superando cada uno de los objetivos operativos (que son cada una de las materias de la carrera), para llegar a entrar en el mundo del derecho.

Recién después, y siguiendo por el camino del estudio que metódicamente fui desarrollando cuando era estudiante, es como puedo alcanzar el objetivo de ser un buen profesional, que redunda no sólo en mi beneficio, sino además en el de mi país, porque siendo un buen abogado, voy a contribuir a un mejor servicio de administración de justicia, y quizás sea también profesor, y quizás inculque a mis alumnos el método del esfuerzo para llegar a la meta, y de ese modo algún día me dé cuenta que estoy construyendo, solo con ese esfuerzo un país mejor, que merezca ser vivido con plenitud, y del cual haya extirpado, sólo con mi esfuerzo, y la modestia de mi aporte, que no es otro que estudio y trabajo, el descreimiento generalizado, y la depresión en la que solemos estar inmersos los argentinos.

Esto no se logra de un día para el otro. Esto en la actualidad -aunque parezca paradójico- porque debe ser lo normal, se ha constituido en un desafío. Te invito a que juntos lo afrontemos.

Desde ya quedo a disposición de Uds., mi dirección de mail la tienen en la página.

Jorge A. Rojas